Juán era un niño pescador de estrellas. Vivía en un pueblo lejano, cerca del mar azul donde había diminutas casas blancas.
Salía con su pequeño barco a pescar a primera hora de la mañana, casi siempre volvía con un montón de estrellas que brillaban.
Cuando pescaba las estrellas las metía en un saco y se las llevaba a casa.Se estaba haciendo una colección con ellas, pues eran estrellas mágicas.
Por la noche las estrellas hacían magia y desaparecían porque se volvían volando al mar para hacer una fiesta.Luego regresaban antes de que Juán se levantase y se quedaban donde estaban antes. El niño pensó que se habían ido las estrellas al cielo para jugar con las demás estrellas y divertirse. Cuando volvían las volvía a pescar. 
El niño pescaba las estrellas para regalarlas, las metía dentro de una carta y las echaba al buzón de todos los del pueblo.Cuando abrían el sobre, las estrellas se convertían en juguetes brillantes.Otras se convertían en una flor que huele muy bien y se llama jazmín. En el sobre no olían bien porque tiene mucho papel, pero cuando se abría si que olía bien.
El niño fue a clase y lo contó para que lo supieran todos. Algunos amigos quisieron ir a pescar con él, a otros que estaban malitos se las traía para que aprendiesen como se llamaban y luego las dejaba irse volando con las demás.
Una de las estrellas sabía jugar al ordenador, otra sabía curar heridas.Cuando algún niño se caía en el recreo, la estrella le curaba con su poder. Había una que tenía mucho poder, si un niño se sentía muy muy muy mal, le traía unos polvos mágicos, se ponía a bailar y se sentía mejor.
Todos estan muy contentos con Juán el pescador de estrellas.
Y brillando brillando las estrellas en el mar están jugando.
